El plasma rico en plaquetas (PRP) goza desde hace algunos años de una gran popularidad en ámbitos tan diversos que incluyen desde los tratamientos estéticos hasta el abordaje de lesiones y patologías musculoesqueléticas crónicas.
El PRP (Plasma Rico en Plaquetas) se obtiene de forma similar a una analítica normal. Es un tratamiento ambulatorio y no precisa ingreso. Hay que extraer un poco de sangre (20 cc) y luego se coloca en una máquina (centrifugadora) que se encarga de separar la sangre en varias partes. Una de ellas será el PRP, que cogeremos, para con él infiltrar mediante unas agujas muy finas la zona a tratar.
El objetivo de este tipo de tratamientos es favorecer, estimular o iniciar el proceso de regeneración y cicatrización del tejido dañado.
Es importante tener en cuenta, que antes de recurrir al tratamiento con PRP es necesario haber pasado previamente por un tratamiento conservador, que incluya reposo, tratamiento
analgésico y antiinflamatorio adecuados y fisioterapia dirigida, y en caso de ausencia de mejoría con los procedimientos habituales, realizar un tratamiento biológico, que además siempre debe acompañarse de un buen tratamiento con un fisioterapeuta.
Las principales indicaciones son:
- Tendinopatías y enteropastías crónicas.
- Condropatías y lesiones condales leves y enfermedades degenerativas articulares.
- Lesiones ligamentosas crónicas.
- Algunas fracturas acelerando el proceso de consolidación ósea.
- Fascitis crónicas.
- Lesiones musculares (rotura fibrilar parcial).
Los pacientes que presenten alguno de los procesos enumerados a continuación no pueden beneficiarse de este tratatmiento:
- Padecer una enfermedad infecciosa hematológicamente transmisible.
- Padecer o haber padecido una neoplasia.
- Padecer una coagulopatía conocida.
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