¿Conoces cuál es tu límite? ¿Sabes parar a tiempo? ¿Necesitas llegar al límite para parar?
Vivimos en una sociedad con un ritmo frenético que nos dice que siempre tenemos que dar más,
que tenemos que dar “el máximo”; y si no damos el máximo es que no somos suficientemente buenos,
no nos esforzamos, somos vagos o incluso débiles.
Nos cargamos con exigencias profesionales, con todas las responsabilidades que encontramos
por el camino, asumimos conflictos que puede que no sean nuestros; y además tenemos que hacerlo
siempre con nuestra mejor cara.
Y, de repente, nos damos cuenta de que el día nos pesa, tenemos la sensación de estar todo el
tiempo subiendo una cuesta empinada. De repente nos damos cuenta de que hacemos las cosas por
inercia: lo que antes disfrutábamos ahora lo hacemos porque “es lo que toca”. No encontramos
motivación en el día a día. Cualquier cosa que se salga de lo que habíamos establecido nos descuadra
y se viene el mundo encima; me cuesta tomar decisiones o solucionar imprevistos que antes
solucionaba con facilidad; e incluso tengo tantas cosas en la cabeza que no me acuerdo ni de lo que
he comido hoy.
Llegado este punto tu mente te esta mandando un mensaje muy claro: estoy agotada. Hablamos
de agotamiento emocional cuando nos sobrecargamos durante periodos continuados; y en repetidas
ocasiones no nos damos cuenta de esta situación hasta que explotamos.
Hoy te planteamos estas preguntas y retos para que aprendas a no llegar a este punto, que
aprendas a parar a tiempo; o, en el caso de que ya te encuentres ahí, te puedas plantear qué cambios
puedes comenzar a hacer:
- Sé consciente de lo que tu cuerpo te pide. Escúchalo y cuídalo.
- Haz una lista con todo lo que sientas que haces durante la semana simplemente porque
“tienes que hacerlo” - ¿Todas estas responsabilidades o rutinas son estrictamente necesarias? ¿Hay alguna que
puedas soltar cuando tengas menos tiempo o menos ganas? ¿Hay alguna que puedas
delegar? - ¿Sigues disfrutando de aquello que comenzaste porque te gustaba?
- ¿Sabes poner límites a los demás e incluso a ti mismo?
No tenemos que poder con todo, tenemos que conocer cuáles son nuestros límites y cuáles son
los límites que quiero poner. Sí, a lo mejor podría trabajar más tiempo, pero no quiero. Sí, a lo mejor
podría hacer ejercicio todos los días, pero quiero dedicar tiempo a descansar. Sí, a lo mejor podría
dedicármelo a mí.
Ana Rodríguez Guerrero.