Aprovechamos la llegada del invierno (y con ella la práctica de snowboard y ski) para hablar de otra de las dolencias que suelen tratarse de manera muy eficaz con fisioterapia y osteopatía.
La coccigodinia, o dolor en el coxis, se definió por primera vez por Simpson en 1859. Es un dolor, de intensidad variable, en la zona del coxis y que se puede extender a la región inferior del sacro y el perineo. En ciertas ocasiones, sin tratamiento adecuado, puede volverse crónico.
En el 65% de los casos el dolor proviene de una caída o un impacto que lleve a resbalarse o caer sentado. También puede deberse a partos naturales muy dolorosos, o que se haya endurecido el músculo responsable de la elevación de ano, piriforme y coccígeo.
Ocurre con más frecuencia en adolescentes y adultos, y el índice de masa corporal también parece influir. Sueledarse en hombres con un IMC > 29,4 y en mujeres con un IMC > 27,4 .
Síntomas:
- Dolor al sentarse o levantarse, que empeora si la superficie es dura.
- Hipersensibilidad al palpar la zona del coxis.
- El dolor aumenta en ciertos casos en las defecaciones.
- A veces se extiende, de manera punzante, a las piernas.
- Molestias en las relaciones sexuales.
- Inflamación en la zona.
Como siempre, es recomendable hacerse radiografías para descartar fracturas y se debe esperar a que estas se curen para poder tratar la lesión.
Tratamiento:
El osteópata elegirá, dependiendo del caso, el mejor tratamiento para conseguir la colocación del coxis y la relajación y estiramiento de los músculos de la zona. Existen dos tipos de tratamientos: interno y externo.
Externo:: Consiste en una manipulación suave para colocar el coxis en su lugar. La manipulación del suelo pélvico, el estiramiento de la fascia toracolumbar, las inserciones musculares del sacro y coxis, junto a la respiración a menudo resultan efectivas.
Interno: la manipulación interna debe estudiarse si la externa no da resultado. Se realiza mediante un tacto rectar, y es muy útil, especialmente en los casos de traumatismo. Aunque obviamente puede resultar algo más incómoda emocionalmente.
Esta es una lesión incómoda, que puede afectar a áreas personales como la defecación o las relaciones sexuales, y en la que los pacientes suelen haber probado varios tratamientos. Pero conviene, como siempre, acudir al profesional para que aconseje sobre los pasos a seguir para conseguir la mejor rehabilitación posible.