Cuando practicas un deporte, el cuerpo usa sus componentes como un todo. Los músculos, los huesos, los órganos, todos hacen su función para lograr esa actividad. Esto, además de las ventajas obvias, puede generar desequilibrios que ocasionen lesiones. Para poder tratar estas lesiones y desgastes, tenemos también que examinarlas de manera global, estudiando las causas y los efectos.
Es por eso, por la visión global del osteópata, por lo que cada día más gente acude a esta especialidad para evitar, tratar y prevenir lesiones derivadas de la práctica deportiva. Y la razón, también, por la que cada vez es más común ver a osteópatas es todos los deportes tanto a nivel profesional como amateur.
Los deportistas buscan un rendimiento continuado, al 100% y, si es posible, mejorar esa marca. Y poder realizar la práctica deportiva sin las temidas lesiones.
Los 4 principios de la osteopatía, de los que hablaremos otro día hacen que el especialista se acerque al deportista tratando estas áreas o funciones:
- Optimización de la mecánica. De esta manera el atleta reducirá las tensiones en las articulaciones, aprovechando al máximo su capacidad física, reduciendo lesiones y mejorando su rendimiento.
- Reducción de las lesiones: Mediante el estudio global del atleta, el osteópta intenta comprender qué partes del cuerpo sufren más según su manera de realizar la práctica deportiva, pudiendo así reducir los impactos en esa zona y, por lo tanto, las lesiones.
- Minimizar los tiempos de lesión: conociendo la fisiología del deportista a fondo, el osteópata podrá tratarlas de manera más eficiente y, así reducirá los tiempos de lesión. Por lo tanto acelerará el proceso de recuperación permitiendo así que los deportistas se reincorporen lo antes posible a su actividad.
Es decir, si vas a practicar un actividad deportiva continuada consulta con tu osteópata. Y si la practicas de manera amateur o profesional, contar con un osteópata no es una moda, es una manera eficaz de mejorar tu rendimiento y reducir los parones por lesión.